lunes, 13 de diciembre de 2010

Sabiduria de los grandes


Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno (356-323 A.C.) -rey de
Macedonia (336-323 A.C.) conquistador del Imperio persa, y uno de los líderes
militares más importantes del mundo antiguo- convoco a sus generales y les
comunico sus tres últimos deseos:

1.- Que su ataúd fuese transportado por los más eminentes médicos de la época.

2.- Que fueran esparcidos por el camino hasta su tumba los tesoros que había
conquistado (plata, oro, piedras preciosas, etc.)

3.- Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, a la
vista de todos.

Uno de sus generales, admirado por tan insólitos deseos, le pregunto a
Alejandro cuales eran sus razones.

Alejandro explicó:

1.- Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para mostrar que ni
ellos tienen, ante la muerte, el poder de curar.

2.- Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver
que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.

3.- Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan
ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos.

Ya que no podemos evitar la muerte, busquemos y tratemos de alcanzar aquello
que si se marchara con nosotros.

Finalmente no sabemos si serán sabios o necios, los que heredaran todo el fruto de nuestro esfuerzo o afanes.

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